18 de septiembre de 1810 – Independencia de Chile
Como independencia de Chile se conoce al proceso histórico que permitió emancipación de Chile del Imperio español, acabando con el período colonial y dando inicio a la conformación de una república independiente. Este proceso tiene su punto de partida el establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno (el 18 de septiembre de 1810) y la abdicación de Bernardo O'Higgins al cargo de Director Supremo (el 28 de enero de 1823).
En la sesión del 18 de septiembre de 1810, los juntistas gritaron a voz en cuello: "¡Junta queremos! ¡Junta queremos!". El anciano Toro y Zambrano, de 83 años, accedió y entregó el bastón ceremonial, agregando: "He aquí el bastón. Disponed de él y del mando". Siete de los más notables vecinos de Santiago fueron elegidos a la Junta de Gobierno, incluyendo a Toro y Zambrano como Presidente.
La situación era más bien confusa y no contemplaba ni resolvía el otro problema de fondo: la exclusión de la vida política de muchos del sector criollo y la totalidad del mestizaje (La población indígena no era considerada en absoluto). De hecho, el "electorado" de la época se restringía, de acuerdo al sistema político y legal de la época, al "vecindario noble", sector constituido en su mayoría por aquellos nacidos en España, los que se consideraban miembros de la nobleza y los miembros del aparato administrativo colonial a nivel local. Abusando imprudentemente de ese privilegio, el sector monarquista no creyó necesario contemplar las aspiraciones de los criollos o buscar un consenso, lo que produjo una agudización de los sentimientos "exaltados" de ese sector. Esta situación se hizo obvia con la muerte de Toro y Zambrano (fines de febrero de 1811), lo que permitió que Juan Martínez de Rozas, quien llegó a ser visto como líder de los criollos, aumentara su poder, lo que le permitió promover otros criollos a posiciones de autoridad y solicitar ayuda militar a las Provincias Unidas del Río de la Plata en su lucha contra la monarquía.
Este nuevo paso, que marcaba un quiebre político con la tradición colonial, provocó una violenta reacción de los grups realistas. Tan así fue que el 1 de abril, fecha en que debía realizarse la elección para el Congreso, se sublevó el militar español Tomás de Figueroa junto con las tropas a su mando. Aun cuando este motín fue rápidamente sofocado y su cabecilla fusilado al día siguiente, el hecho llenó de temor a la capital, pues señalaba que la posibilidad de una contrarrevolución aún estaba vigente.
El Congreso Nacional abrió su primera sesión en el edifico de la Audiencia el 4 de julio de 1811.
El que sectores más exaltados quedaran en franca minoría provocó una nueva ola de agitación. Instigados principalmente por Martínez de Rozas, los miembros de este sector comenzaron a conspirar abiertamente en contra de la mayoría moderada, puesto que se sentían excluidos de la Junta Ejecutiva, cuya función central era hacerse cargo de los asuntos públicos mientras se dictaba una Constitución Nacional.
En medio de este ambiente, irrumpió en la escena política el joven militar José Miguel Carrera, quien se transformaría en el nuevo líder de los exaltados y, por ende, de los sectores que propiciaban la libertad política. El 4 de septiembre de 1811, Carrera lideró una revuelta provocando la expulsión de la mayoría conservadora del Congreso, sin mediar resistencia armada alguna.
Tras la separación de sus cargos de algunos diputados y la incorporación de otros nuevos, los radicales lograron formar una mayoría afín a sus ideas. Acto seguido se formó una nueva Junta Ejecutiva, compuesta ahora por cinco miembros favorables a una posición más avanzada.
En la sesión del 18 de septiembre de 1810, los juntistas gritaron a voz en cuello: "¡Junta queremos! ¡Junta queremos!". El anciano Toro y Zambrano, de 83 años, accedió y entregó el bastón ceremonial, agregando: "He aquí el bastón. Disponed de él y del mando". Siete de los más notables vecinos de Santiago fueron elegidos a la Junta de Gobierno, incluyendo a Toro y Zambrano como Presidente.
La situación era más bien confusa y no contemplaba ni resolvía el otro problema de fondo: la exclusión de la vida política de muchos del sector criollo y la totalidad del mestizaje (La población indígena no era considerada en absoluto). De hecho, el "electorado" de la época se restringía, de acuerdo al sistema político y legal de la época, al "vecindario noble", sector constituido en su mayoría por aquellos nacidos en España, los que se consideraban miembros de la nobleza y los miembros del aparato administrativo colonial a nivel local. Abusando imprudentemente de ese privilegio, el sector monarquista no creyó necesario contemplar las aspiraciones de los criollos o buscar un consenso, lo que produjo una agudización de los sentimientos "exaltados" de ese sector. Esta situación se hizo obvia con la muerte de Toro y Zambrano (fines de febrero de 1811), lo que permitió que Juan Martínez de Rozas, quien llegó a ser visto como líder de los criollos, aumentara su poder, lo que le permitió promover otros criollos a posiciones de autoridad y solicitar ayuda militar a las Provincias Unidas del Río de la Plata en su lucha contra la monarquía.
Este nuevo paso, que marcaba un quiebre político con la tradición colonial, provocó una violenta reacción de los grups realistas. Tan así fue que el 1 de abril, fecha en que debía realizarse la elección para el Congreso, se sublevó el militar español Tomás de Figueroa junto con las tropas a su mando. Aun cuando este motín fue rápidamente sofocado y su cabecilla fusilado al día siguiente, el hecho llenó de temor a la capital, pues señalaba que la posibilidad de una contrarrevolución aún estaba vigente.
El Congreso Nacional abrió su primera sesión en el edifico de la Audiencia el 4 de julio de 1811.
El que sectores más exaltados quedaran en franca minoría provocó una nueva ola de agitación. Instigados principalmente por Martínez de Rozas, los miembros de este sector comenzaron a conspirar abiertamente en contra de la mayoría moderada, puesto que se sentían excluidos de la Junta Ejecutiva, cuya función central era hacerse cargo de los asuntos públicos mientras se dictaba una Constitución Nacional.
En medio de este ambiente, irrumpió en la escena política el joven militar José Miguel Carrera, quien se transformaría en el nuevo líder de los exaltados y, por ende, de los sectores que propiciaban la libertad política. El 4 de septiembre de 1811, Carrera lideró una revuelta provocando la expulsión de la mayoría conservadora del Congreso, sin mediar resistencia armada alguna.
Tras la separación de sus cargos de algunos diputados y la incorporación de otros nuevos, los radicales lograron formar una mayoría afín a sus ideas. Acto seguido se formó una nueva Junta Ejecutiva, compuesta ahora por cinco miembros favorables a una posición más avanzada.
Fuente: Agenda Tematica Popular
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