22 de febrero de 1910 – Intervención de los marines en Nicaragua
(Para comprender las luchas del sandinismo)
(Para comprender las luchas del sandinismo)
La diplomacia del dólar consistía en el otorgamiento de empréstitos a ciertos países bajo condiciones más o menos onerosas, con garantías oficiales del gobierno de Estados Unidos, que aseguraban a los banqueros una razonable garantía, como garantía de la inversión los banqueros tomaban bajo su control: los ferrocarriles, los telégrafos y las aduanas de los países favorecidos por el empréstito; si el Estado se resistía a renegar de tal manera su soberanía (como Zelaya, presidente nicaragüense), el gobierno de Washington recurría a la persuasión de sus marines.
A los países reacios a la aceptación de empréstitos de los banqueros norteamericanos, se les inducía a aceptarlos coaccionando su voluntad por medios muy variados y que resultaban tanto más eficaces cuanto más pobre y débil era el país al que oficialmente quería proteger los Estados Unidos con su apoyo pecuniario.
En el caso de Nicaragua, además de las razones económicas y financieras, la diplomacia del dólar respondía también, a razones geopolíticas ligadas a la posibilidad de la construcción de un canal Interoceánico.
Zelaya luchó contra el tremendo empuje de los norteamericanos que apoyaban y protegían a los partidarios de la contrarrevolución y de la intervención estadounidense.
El gobierno del presidente William Howard Taft, que había sido elegido en las elecciones presidenciales de 1909 nombró secretario de Estado a Philander C. Knox un abogado que tenía como clientes a los dueños de las minas de oro nicaragüenses "La Luz" y "Los Ángeles Mining Company".
Los aliados internos, socios de los mercaderes y mercenarios norteamericanos, organizaron junto a éstos una serie de levantamientos y hechos terroristas que socavaban el gobierno de Zelaya.
El levantamiento del día 10 de septiembre de 1909 contó abiertamente con el apoyo estadounidense; el secretario de Estado Knox ordenó a los barcos de guerra norteamericanos estacionados frente a Bluefields, el Paducah y el Dubuque, que intervinieran en apoyo de los insurrectos. Este episodio fue la primera invasión directa de los Estados Unidos en Nicaragua, intervención que duró hasta 1925.
El 14 de noviembre fueron sorprendidos mercenarios con bombas en su poder destinadas a volar los barcos del gobierno de Nicaragua que navegaban en el río San Juan. Dos norteamericanos y un francés fueron sometidos a prisión por un año. Los norteamericanos en un juicio, con todas las formalidades y plenamente confirmada su culpabilidad, fueron ejecutados.
Estos dos mercenarios estadounidenses militaban en el ejército rebelde (financiado por EEUU). El 2 de diciembre el encargado de negocios nicaragüense en Washington recibía una nota del gobierno estadounidense, la conocida como "Nota Knox", en la cual le decían:
“Los norteamericanos fusilados eran oficiales al servicio de las fuerzas revolucionarias, y, por lo consiguiente, tenían derecho a ser tratados conforme a las prácticas modernas de las naciones civilizadas .../... el gobierno de los Estados Unidos está convencido que las revolución actual representa los ideales y a voluntad de la mayoría de los nicaragüenses mejor que el Gobierno del presiente Zelaya .../... el Gobierno de los Estados Unidos no puede sentir por el Gobierno del Presidente Zelaya aquel respeto y confianza que debía mantener en sus relaciones diplomáticas…”
y le adjuntaba el pasaporte para que abandonara el país. Zelaya dimite el 18 de diciembre como presidente justificando su decisión con estas palabras:
“...la hostilidad manifestada por el Gobierno de los Estados Unidos, al cual no quiero dar pretexto para que pueda continuar interviniendo en ningún sentido en los destinos de este país”.
Tras la renuncia de Zelaya, las tropas norteamericanas desembarcaron en Nicaragua tomando el fuerte Bluff y con él, el control de la Aduana y el comercio de Nicaragua.
A los países reacios a la aceptación de empréstitos de los banqueros norteamericanos, se les inducía a aceptarlos coaccionando su voluntad por medios muy variados y que resultaban tanto más eficaces cuanto más pobre y débil era el país al que oficialmente quería proteger los Estados Unidos con su apoyo pecuniario.
En el caso de Nicaragua, además de las razones económicas y financieras, la diplomacia del dólar respondía también, a razones geopolíticas ligadas a la posibilidad de la construcción de un canal Interoceánico.
Zelaya luchó contra el tremendo empuje de los norteamericanos que apoyaban y protegían a los partidarios de la contrarrevolución y de la intervención estadounidense.
El gobierno del presidente William Howard Taft, que había sido elegido en las elecciones presidenciales de 1909 nombró secretario de Estado a Philander C. Knox un abogado que tenía como clientes a los dueños de las minas de oro nicaragüenses "La Luz" y "Los Ángeles Mining Company".
Los aliados internos, socios de los mercaderes y mercenarios norteamericanos, organizaron junto a éstos una serie de levantamientos y hechos terroristas que socavaban el gobierno de Zelaya.
El levantamiento del día 10 de septiembre de 1909 contó abiertamente con el apoyo estadounidense; el secretario de Estado Knox ordenó a los barcos de guerra norteamericanos estacionados frente a Bluefields, el Paducah y el Dubuque, que intervinieran en apoyo de los insurrectos. Este episodio fue la primera invasión directa de los Estados Unidos en Nicaragua, intervención que duró hasta 1925.
El 14 de noviembre fueron sorprendidos mercenarios con bombas en su poder destinadas a volar los barcos del gobierno de Nicaragua que navegaban en el río San Juan. Dos norteamericanos y un francés fueron sometidos a prisión por un año. Los norteamericanos en un juicio, con todas las formalidades y plenamente confirmada su culpabilidad, fueron ejecutados.
Estos dos mercenarios estadounidenses militaban en el ejército rebelde (financiado por EEUU). El 2 de diciembre el encargado de negocios nicaragüense en Washington recibía una nota del gobierno estadounidense, la conocida como "Nota Knox", en la cual le decían:
“Los norteamericanos fusilados eran oficiales al servicio de las fuerzas revolucionarias, y, por lo consiguiente, tenían derecho a ser tratados conforme a las prácticas modernas de las naciones civilizadas .../... el gobierno de los Estados Unidos está convencido que las revolución actual representa los ideales y a voluntad de la mayoría de los nicaragüenses mejor que el Gobierno del presiente Zelaya .../... el Gobierno de los Estados Unidos no puede sentir por el Gobierno del Presidente Zelaya aquel respeto y confianza que debía mantener en sus relaciones diplomáticas…”
y le adjuntaba el pasaporte para que abandonara el país. Zelaya dimite el 18 de diciembre como presidente justificando su decisión con estas palabras:
“...la hostilidad manifestada por el Gobierno de los Estados Unidos, al cual no quiero dar pretexto para que pueda continuar interviniendo en ningún sentido en los destinos de este país”.
Tras la renuncia de Zelaya, las tropas norteamericanas desembarcaron en Nicaragua tomando el fuerte Bluff y con él, el control de la Aduana y el comercio de Nicaragua.
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