20 de diciembre de 1989, EEUU invade Panamá
Se conoce como Invasión a Panamá al operativo militar realizado por el ejército de los Estados Unidos de América el miércoles 20 de diciembre de 19891 con el propósito de capturar al General Manuel Antonio Noriega, Gobernante de facto de Panamá, quien era requerido por la justicia estadounidense acusado del delito de narcotráfico, así como neutralizar a las Fuerzas de Defensa de Panamá, milicia bajo las órdenes de Noriega. El operativo fue denominado Operation Just Cause (Operación Causa Justa) por el comando militar estadounidense.
En 1983 asumió el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá el General Manuel Antonio Noriega, quien fungió por muchos años como G2 o Jefe de la Inteligencia Militar panameña y se le identificaba como estrecho colaborador de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
En EE.UU., el senador Jesse Helms exigió que el gobierno estadounidense tomara las medidas necesarias para sacar a Noriega, pero el director de la CIA William Casey salió en defensa del general panameño alegando que éste realizaba tareas importantes para el gobierno de los Estados Unidos.
Pero en 1984 las relaciones con los Estados Unidos se deterioraron cuando Noriega exigió y consiguió el cierre de la Escuela de las Américas en territorio panameño. En dicha academia se formaban militares latinoamericanos que recibían instrucción bélica con un marcado contenido político anti-comunista por parte del Pentágono.
El Coronel Díaz Herrera hizo declaraciones públicas acusando al General Noriega de fraude electoral en 1984, asesinato político y de complicidad en la muerte de Torrijos, lo que generó fuertes protestas entre la población y la creación de un movimiento denominado Cruzada Civilista. En 1988, Eric Del Valle en su calidad de Presidente de la República destituyó al general Noriega como Jefe de las Fuerzas de Defensa, quien arremetió con todo el poder del ejército bajo su mando contra la nación panameña, desconociendo a Eric Arturo Del Valle como presidente y Roderick Esquivel como vicepresidente.
Los Estados Unidos comenzaron un bloqueo abierto contra el gobierno leal a los militares panameños, lo que ocasionó una crisis económica, llegando incluso al congelamiento de los bancos para evitar la fuga de capitales. Durante este tiempo los Estados Unidos negociaron condiciones para el retiro del General Noriega del poder sin obtener resultados. En mayo de 1989 tuvieron lugar las elecciones presidenciales entre el candidato de la oposición al régimen militar, Guillermo Endara, y el candidato respaldado por el gobierno Carlos Duque Jaén resultando vencedor Endara Galimani con un triunfo arrasador. Al presentarse los resultados de la votación, el General Noriega impartió instrucciones al tribunal electoral para declarar suspendidos los comicios electorales.
En septiembre, en lugar de asumir la presidencia el vencedor de las elecciones de mayo, fue suspendida la constitución y se designó como encargado del Órgano ejecutivo al Ingeniero Francisco Rodríguez, allegado al General Noriega.
El miércoles 20 de diciembre de 1989, el presidente de Estados Unidos George H. W. Bush autorizó la operación militar denominada Causa Justa, justificando la invasión con los siguientes motivos:
• Proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses que residían en Panamá.
• Defender la democracia y los derechos humanos en Panamá.
• Detener a Noriega para enfrentar delitos de tráfico de drogas.
• Respaldar el cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter.
“Lo cierto es que la inmensa mayoría del pueblo panameño – escribe Ángel Valdés -, fue víctima primero, de la traición de quienes mediante un proceso revolucionario, habían alcanzados logros sociales y políticos que fueron configurando la verdadera independencia y que por intereses mezquinos no supieron ni quisieron continuar. El pueblo panameño, además, fue víctima de la manipulación más bochornosa y sistemática por parte de los grandes medios de comunicación y de todo el aparato ideológico de los EU, nunca se podía determinar con certeza qué era una verdad y que era una mentira. La oligarquía panameña mintió hasta la saciedad y se vendió al invasor sin el menor escrúpulo. Quienes ostentaban el poder, se vanagloriaban de su corrupción y de su capacidad de comprar conciencias; la prepotencia, la demagogia y el falso patriotismo se conjugaron para conducir a un pueblo hacia el calvario.
La vida de un hombre (con el perdón de este concepto), no era motivo para tanta desgracia. Por eso es que está claro que el objetivo de la invasión, no era, ni la democracia, ni capturar a un delincuente, sino, destruir todo un proceso de cambio que no encajaba en los planes de hegemonía que tenían los norteamericanos en la región. Se sabía, que a pesar de toda la corrupción y debilidad ideológica que presentaban los militares y los grupos civiles que los seguían, habían sectores dentro de esa masa que intentaban darle un nuevo giro a la conducción política del país, profundizando las conquistas populares que aún se tenían y rescatando otras. Esto era lo que EU no podía permitir y para ello busco como aliado a sus incondicionales agentes de la oligarquía.
La invasión es una lección que no debemos olvidar, actualmente aquel mismo invasor que tiñó a nuestra tierra de sangre, se pasea por todos los cielos del mundo, más amenazador que nunca, con la agravante de que no hay fuerza que se le oponga. Quizás la misma sinrazón de su sistema y las desigualdades que produce harán que los pueblos se levanten y luchen por un mundo más humano”.
En 1983 asumió el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá el General Manuel Antonio Noriega, quien fungió por muchos años como G2 o Jefe de la Inteligencia Militar panameña y se le identificaba como estrecho colaborador de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
En EE.UU., el senador Jesse Helms exigió que el gobierno estadounidense tomara las medidas necesarias para sacar a Noriega, pero el director de la CIA William Casey salió en defensa del general panameño alegando que éste realizaba tareas importantes para el gobierno de los Estados Unidos.
Pero en 1984 las relaciones con los Estados Unidos se deterioraron cuando Noriega exigió y consiguió el cierre de la Escuela de las Américas en territorio panameño. En dicha academia se formaban militares latinoamericanos que recibían instrucción bélica con un marcado contenido político anti-comunista por parte del Pentágono.
El Coronel Díaz Herrera hizo declaraciones públicas acusando al General Noriega de fraude electoral en 1984, asesinato político y de complicidad en la muerte de Torrijos, lo que generó fuertes protestas entre la población y la creación de un movimiento denominado Cruzada Civilista. En 1988, Eric Del Valle en su calidad de Presidente de la República destituyó al general Noriega como Jefe de las Fuerzas de Defensa, quien arremetió con todo el poder del ejército bajo su mando contra la nación panameña, desconociendo a Eric Arturo Del Valle como presidente y Roderick Esquivel como vicepresidente.
Los Estados Unidos comenzaron un bloqueo abierto contra el gobierno leal a los militares panameños, lo que ocasionó una crisis económica, llegando incluso al congelamiento de los bancos para evitar la fuga de capitales. Durante este tiempo los Estados Unidos negociaron condiciones para el retiro del General Noriega del poder sin obtener resultados. En mayo de 1989 tuvieron lugar las elecciones presidenciales entre el candidato de la oposición al régimen militar, Guillermo Endara, y el candidato respaldado por el gobierno Carlos Duque Jaén resultando vencedor Endara Galimani con un triunfo arrasador. Al presentarse los resultados de la votación, el General Noriega impartió instrucciones al tribunal electoral para declarar suspendidos los comicios electorales.
En septiembre, en lugar de asumir la presidencia el vencedor de las elecciones de mayo, fue suspendida la constitución y se designó como encargado del Órgano ejecutivo al Ingeniero Francisco Rodríguez, allegado al General Noriega.
El miércoles 20 de diciembre de 1989, el presidente de Estados Unidos George H. W. Bush autorizó la operación militar denominada Causa Justa, justificando la invasión con los siguientes motivos:
• Proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses que residían en Panamá.
• Defender la democracia y los derechos humanos en Panamá.
• Detener a Noriega para enfrentar delitos de tráfico de drogas.
• Respaldar el cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter.
“Lo cierto es que la inmensa mayoría del pueblo panameño – escribe Ángel Valdés -, fue víctima primero, de la traición de quienes mediante un proceso revolucionario, habían alcanzados logros sociales y políticos que fueron configurando la verdadera independencia y que por intereses mezquinos no supieron ni quisieron continuar. El pueblo panameño, además, fue víctima de la manipulación más bochornosa y sistemática por parte de los grandes medios de comunicación y de todo el aparato ideológico de los EU, nunca se podía determinar con certeza qué era una verdad y que era una mentira. La oligarquía panameña mintió hasta la saciedad y se vendió al invasor sin el menor escrúpulo. Quienes ostentaban el poder, se vanagloriaban de su corrupción y de su capacidad de comprar conciencias; la prepotencia, la demagogia y el falso patriotismo se conjugaron para conducir a un pueblo hacia el calvario.
La vida de un hombre (con el perdón de este concepto), no era motivo para tanta desgracia. Por eso es que está claro que el objetivo de la invasión, no era, ni la democracia, ni capturar a un delincuente, sino, destruir todo un proceso de cambio que no encajaba en los planes de hegemonía que tenían los norteamericanos en la región. Se sabía, que a pesar de toda la corrupción y debilidad ideológica que presentaban los militares y los grupos civiles que los seguían, habían sectores dentro de esa masa que intentaban darle un nuevo giro a la conducción política del país, profundizando las conquistas populares que aún se tenían y rescatando otras. Esto era lo que EU no podía permitir y para ello busco como aliado a sus incondicionales agentes de la oligarquía.
La invasión es una lección que no debemos olvidar, actualmente aquel mismo invasor que tiñó a nuestra tierra de sangre, se pasea por todos los cielos del mundo, más amenazador que nunca, con la agravante de que no hay fuerza que se le oponga. Quizás la misma sinrazón de su sistema y las desigualdades que produce harán que los pueblos se levanten y luchen por un mundo más humano”.
Comentarios
Publicar un comentario