El 18 de junio de 1954 comienza la intervención norteamericana en Guatemala.
Al frente de un ejército reclutado en Honduras, el coronel Castillo Armas ingresa en territorio guatemalteco apoyado por la aviación estadounidense. Ante la desidia y complicidad del ejército de Guatemala, la operación culminará con la renuncia del presidente constitucional Jacobo Arbenz.
Los Decisores:
Dwight Eisenhower: Presidente de los Estados Unidos. Derribó el gobierno de Mohammed Mossadegh, en Irán, porque había nacionalizado el petróleo. Dio la orden de derribar también el gobierno de Jacobo Árbenz, en Guatemala.
Sam Zemurray: Principal accionista de la United Fruit. Todas sus inquietudes se convirtieron automáticamente en declaraciones del gobierno de los Estados Unidos y en rifles, morteros, ametralladoras y aviones de la CIA.
John Foster Dulles: Secretario de Estado de los Estados Unidos. Fue abogado de la United Fruit.
Allen Dules: Director de la CIA. Hermano de John Foster Dulles. Como él, prestó servicios jurídicos a la United Fruit. Juntos organizaron la Operación Guatemala.
John Moors Cabot: Secretario de Estado para Asuntos Interamericanos. Hermano de Thomas Cabot, que fue presidente de la United Fruit.
Bedell Smith: Subsecretario de Estado. Sirvió de enlace en la Operación Guatemala. Fue miembro del directorio de la United Fruit.
Henry Cabot Lodge: Senador. Representante de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Accionista de la United Fruit. En varias ocasiones recibió dinero de esa empresa a cambio de discursos favorables en el Senado.
Anne Whitman: Secretaria personal del presidente Eisenhower. Casada con el jefe de Relaciones Públicas de la United Fruit.
Spruille Braden: Fue embajador de los Estados Unidos en varios países latinoamericanos. Cobró sueldo de la United Fruit desde 1948. Exhortó a Eisenhower, con gran eco de prensa, a suprimir por la fuerza el comunismo de Guatemala.
Robert Hill: Embajador de los Estados Unidos en Costa Rica. Colaboró con la Operación Guatemala. Fue miembro del directorio de la United Fruit.
John Peuryfoy: Embajador de los Estados Unidos en Guatemala. Llamado el carnicero de Grecia por su anterior gestión diplomática en Atenas. No hablaba una palabra en lengua castellana. Se formó políticamente en el Senado, en Washington, donde trabajó de ascensorista.
La táctica paso a paso:
Primer paso: Se convierte al verdugo en víctima y a la víctima en verdugo. Quienes prepararon la invasión de Guatemala desde Honduras, atribuyeron a Guatemala la intención de invadir Honduras y toda América Central. A la vista están los tentáculos del Kremlin, denunció John Moors Cabot desde la Casa Blanca. El embajador Peurifoy advirtió en Guatemala: “No podemos permitir que se establezca una república soviética desde Texas hasta el Canal de Panamá”. La piedra del escándalo fue un cargamento de armas embarcado desde Checoslovaquia. Los Estados Unidos prohibieron la venta de armas a Guatemala.
Segundo paso: Se bombardeó a la opinión pública mundial con noticias y artículos, declaraciones, panfletos, fotografías, películas y tiras cómicas sobre las atrocidades comunistas en Guatemala. Ese material pedagógico, que jamás confesó su origen, provino de las oficinas de la United Fruit en Boston o de las oficinas del gobierno en Washington.
Tercer paso: El arzobispo de Guatemala, Mariano Rossell Arellano, exhorta a la población a “sublevarse contra el comunismo enemigo de Dios y de la Patria”. Treinta aviones de la CIA riegan su pastoral por todo el país. El arzobispo hace llegar a la capital la imagen popular del Cristo de Esquipulas, que será nombrado Capitán General de la Cruzada Libertadora.
Cuarto paso: En la Conferencia Panamericana, John Foster Dulles golpea la mesa con el puño y arranca la bendición de la OEA a la proyectada invasión. En las Naciones Unidas, Henry Cabot Lodge bloquea las demandas de auxilio de Jacobo Árbenz. La diplomacia norteamericana se moviliza en todo el mundo. Se obtiene la complicidad de Inglaterra y Francia a cambio de un compromiso de silencio de los Estados Unidos sobre los delicados asuntos del Canal de Suez, Chipre e Indochina.
Quinto paso: Los dictadores de Nicaragua, Honduras, Venezuela y República Dominicana no sólo brindan campos de entrenamiento, emisoras de radio y aeropuertos a la Operación Guatemala. También aportan lo suyo a la campaña de propaganda. Somoza reúne a la prensa internacional en Managua y muestra unas cuantas pistolas que llevan grabado el sello de la hoz y el martillo. Dice que provienen de un submarino ruso y que han sido interceptadas camino de Guatemala.
La realidad en la Ciudad de Guatemala de 1954:
1) Guatemala no tiene aviones ni batería antiaérea, de modo que los pilotos norteamericanos, en aviones norteamericanos, bombardean el país con toda comodidad.
2) Una poderosa emisora de la CIA, instalada en la azotea de la embajada de los Estados Unidos, difunde confusión y pánico en todo el país: la Máquina de Mentir informa al mundo que ésa es la radio rebelde, La Voz de la Liberación, transmitiendo desde la jungla de Guatemala la marcha triunfal del coronel Castillo Armas. Mientras tanto, Castillo Armas, acampado con toda su tropa en una plantación de la United Fruit en Honduras, espera órdenes de la Máquina de Decidir.
3) El gobierno de Árbenz asiste, paralizado, a su propio derrumbe. Los bombardeos aéreos llegan a la capital y revientan los depósitos de combustible. El gobierno se limita a enterrar a los muertos. El ejército mercenario, Dios, Patria, Libertad, atraviesa la frontera. No encuentra resistencia. Por dinero o por miedo, los jefes militares rinden sus tropas sin disparar un tiro.
Un joven médico argentino, Ernesto Guevara, intenta, en vano, organizar la defensa popular en la capital: no sabe cómo ni tiene con qué. Improvisadas milicias deambulan, desarmadas, por las calles. Árbenz manda, por fin, abrir los arsenales, los oficiales se niegan a obedecer. Uno de estos días sombríos y sin grandeza, Guevara sufre un ataque de asma y de indignación; y una medianoche, al cabo de dos semanas de bombardeos, el presidente Árbenz baja lentamente las escalinatas del Palacio Nacional, cruza la calle y pide asilo en la embajada de México.
La guerra mediática de Guatemala:
1) El arzobispo de Guatemala declara: “Admiro el sincero y ardiente patriotismo del presidente Castillo Armas”. En ambiente de gran algarabía, Castillo Armas recibe la bendición del nuncio papal, monseñor Genaro Verrolino.
2) El presidente Eisenhower felicita en la Casa Blanca a los responsables de la CIA. Les dice: “Gracias por haber eliminado una cabeza de playa soviética en nuestro hemisferio”.
3) El jefe de la CIA, Allen Dulles, encarga a un periodista de la revista Time la redacción de una nueva Constitución para Guatemala.
4) La revista Time publica un poema de la esposa del embajador de los Estados Unidos en Guatemala. Dice el poema que “el señor y la señora Peurifoy están optimistas porque Guatemala ha dejado de ser comunista”.
5) En la primera reunión con el embajador después del triunfo, el presidente Castillo Armas expresa su preocupación por la insuficiencia de las cárceles locales, “que no disponen de las celdas necesarias para encerrar a los comunistas”. Según las listas enviadas desde Washington por el Departamento de Estado, los comunistas guatemaltecos suman 72 mil.
6) Se celebra una fiesta en la embajada norteamericana. Cuatrocientos guatemaltecos invitados cantan a coro el himno de los Estados Unidos de América.
Un año después de la reconquista de Guatemala:
1) Richard Nixon visita esta tierra ocupada. El sindicato de los trabajadores de la United Fruit y otros quinientos treinta y dos sindicatos han sido prohibidos por el nuevo gobierno. Ahora el Código Penal condena a muerte a los autores de huelgas. Los partidos políticos están fuera de la ley. Se arrojan a la hoguera los libros de Dostoievski y otros soviéticos.
2) El reino de la banana ha sido salvado de la reforma agraria. El vice-presidente de los Estados Unidos felicita al presidente Castillo Armas. Por primera vez en la historia, dice Nixon, “un gobierno comunista ha sido reemplazado por un gobierno libre.
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Gráfico que acompaña a la nota: Mural "La Gloriosa Victoria" de Diego Rivera. Representa el derrocamiento de Jacobo Arbenz por parte de Carlos Castillo Armas, con el apoyo de los EE.UU.
Fuente: Acercandonos Cultura.
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