25 de septiembre de 1963 - Golpe militar pro-EEUU en República Dominicana. Es depuesto Bosch, admirador de la revolución cubana.
Juan Bosch retornó al país luego del ajusticiamiento de Trujillo en 1961 y fue electo presidente en Diciembre de 1962 por el Partido Revolucionario Dominicano, asume la presidencia de la República Dominicana, el 27 de febrero de 1963, pero siete meses más tarde, el 25 de septiembre del mismo año es derrocado, abortando así la vigencia de una Constitución progresista basada en las libertades y la justicia social.
Bosch debió en esos meses enfrentar a poderosos opositores. Se animó a romper latifundios, provocando la ira de los terratenientes. La Iglesia Católica Romana creyó que Bosch estaba tratando desecularizar el país. A los industriales no le gustaba los beneficios que la nueva Constitución le otorgaba a la clase obrera. Los militares, que antes disfrutaban de la libertad de hacer lo que quisieran, sintieron que Bosch los sometía. Además, el gobierno de los Estados Unidos se mostró escéptico ante el menor indicio de la política de izquierda en el Caribe después de que Fidel Castro se declarara abiertamente comunista.
Esta oposición se hizo evidente el 20 de septiembre de 1963 cuando los grupos empresariales convocaron una huelga general que paralizó el país por dos días. Esta huelga fue interpretada como una señal para los militares, de que había llegado la hora de realizar el golpe de Estado que habían planificado.
Bosch debió en esos meses enfrentar a poderosos opositores. Se animó a romper latifundios, provocando la ira de los terratenientes. La Iglesia Católica Romana creyó que Bosch estaba tratando desecularizar el país. A los industriales no le gustaba los beneficios que la nueva Constitución le otorgaba a la clase obrera. Los militares, que antes disfrutaban de la libertad de hacer lo que quisieran, sintieron que Bosch los sometía. Además, el gobierno de los Estados Unidos se mostró escéptico ante el menor indicio de la política de izquierda en el Caribe después de que Fidel Castro se declarara abiertamente comunista.
Esta oposición se hizo evidente el 20 de septiembre de 1963 cuando los grupos empresariales convocaron una huelga general que paralizó el país por dos días. Esta huelga fue interpretada como una señal para los militares, de que había llegado la hora de realizar el golpe de Estado que habían planificado.
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